La organogénesis consiste en la formación de un primordio
unipolar a partir de una yema y el desarrollo de ese primordio en brotes
vegetativos que luego enraizan vía la formación y proliferación de meristemas
radicales. Los brotes pueden formarse directamente del explante (organogénesis
directa) o indirectamente a partir de callos (Jiménez González, 1998). La
organogénesis se desarrolla por inoculación de tejido meristemático estéril
(yemas axilares o adventicias) en un medio suplementado con niveles óptimos de
sales, de compuestos orgánicos y de reguladores de crecimiento. La calidad y
cantidad de los componentes del medio dependerá de la especie y del explante
que se quiera cultivar in vitro dado que la inducción de un tipo específico de
órgano involucra señales aún poco conocidas. La micropropagacion es la
tecnología más difundida de propagación masiva de plantas vía organogénesis.
Consiste en un conjunto de procedimientos asépticos de cultivo de órganos,
tejidos o células que permitan la producción de poblaciones de plántulas
idénticas a la planta original de la que se derivan (Krikorian, 1991). Los
cultivos diferenciados son más estables genéticamente que los cultivos
indiferenciados. A su vez, los cultivos de yemas axilares que provienen de
meristemas preexistentes presentan menores índices de variación genética que el
cultivo de yemas adventicias que se originan de novo a partir de tejidos
somáticos con desarrollo directo o indirecto a través de la formación de callos
(Paniego, 1995; Rice et al., 1992).
Embriogénesis somática
Los embriones que no resultan de la fusión de gametos se
definen como embriones somáticos, asexuales o adventicios. Son estructuras
bipolares con un eje radical-apical, no poseen conexión vascular con el tejido
materno y son capaces de crecer y formar plantas normales (Litz & Jarret,
1991; Jiménez González, 1998). La embriogénesis somática se puede obtener
directamente a partir de células aisladas o utilizando callos. Si bien
implícitamente todos las células vegetales tienen la información genética para
formar una planta completa y funcional, se usan comúnmente cotiledones e
hipocótilos para producir embriones somáticos (Gómez Kosky, 1998b).
Generalmente se utilizan medios con altas concentraciones de sales, de sacarosa
o de manitol y se necesita la presencia de una auxina para la iniciación del
callo embriogénico, habitualmente 2,4-D. Como la maduración y la germinación de
los embriones no ocurren en presencia de esta auxina, se debe remover o usarla
en bajas concentraciones para permitir el desarrollo. Además, tanto la
inducción de la embriogénesis somática como el desarrollo de los estados
subsiguientes dependen de la presencia de nitrógeno reducido (Litz &
Jarret, 1991). La maduración comienza después que el embrión completa el
proceso de histodiferenciación, el crecimiento por mitosis se detiene y la
célula comienza a expandirse y a acumular sustancias de reserva. En esta etapa
no es necesaria la adición de reguladores de crecimiento en el medio de
cultivo, aunque en algunas especies se recomienda el uso de citocininas y en
otras la adición de ABA (Gómez Kosky, 1998b).
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