domingo, 9 de diciembre de 2012

4.4. Bioética y revolución biotecnológica


                      El interés público por la biotecnología se debe a que (Luján et al., 1996):
      Desde los 60’s la tecnología ha sido puesta en el centro del debate público
      la biotecnología presenta un carácter horizontal, afectando a numerosos sectores de las actividades humanas
      La biotecnología, al permitir la manipulación racional de la base de la vida, toca una importante dimensión simbólica, entroncada en todas las culturas


La evaluación de riesgos no debe basarse exclusivamente en análisis de costo/beneficio, ya que frecuentemente hay valores intangibles no cuantificables .
 En todas las intervenciones del hombre en la naturaleza hay incertidumbre que no se pueden ponderar a priori
La ética de la responsabilidad nos obliga a la cautela, pero no a quedarnos inmovilizados


Una cuestión central es la de los fines:

Biotecnología aplicada preferentemente a resolver problemas de amplias capas de la población
Biotecnología centrada exclusivamente en aumentar la productividad y el beneficio económico privado























4.3.legislación


Agenda 21
Constitución,
Convenio de la Diversidad Biológica,
Protocolo de Cartagena,
Ley General de Salud,
Ley Federal de Sanidad Vegetal,
Ley sobre Producción, Certificación y Comercio de Semillas,
Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente,
Ley de Desarrollo Rural Sustentable,
[ Ley de Bioseguridad]
Reglamentos
Normas: FITO 056, [FITO-ECOL 200?]

viernes, 7 de diciembre de 2012

4.2.5.2. Animales transgénicos


4.2.5.2. Animales transgénicos
                                 

Aplicaciones en investigación y medicina.
Es evidente que la producción de proteínas de utilidad médica como la somatostatina, la insulina, la hormona del crecimiento humana y los interferones, es de gran importancia práctica. Por ejemplo, en el pasado, la hormona del crecimiento humana para el tratamiento del enanismo hipofisario se extraía de hipófisis obtenidas durante las autopsias y estaba disponible sólo en cantidades limitadas. La interleucina-2 (una proteína que ayuda a regular la respuesta inmunitaria) y el factor VIII de la coagulación se han clonado con éxito, y sin duda en el futuro se producirán otros importantes péptidos y proteínas. Un avance especialmente interesante es el uso de maíz y soja transgénicos para producir anticuerpos monoclonales para uso médico. También puede ser posible utilizar plantas desarrolladas mediante ingeniería genética para producir
Vacunas orales.
Algunos péptidos y proteínas humanas sintetizadas mediante ingeniería genética. Péptido o proteína Uso potencial α1-antitripsina Tratamiento del enfisema α-, β-, γ-interferones Agentes antivirales, antitumorales y antiinflamatorios factor VIII de la coagulación Tratamiento de la hemofilia
Calcitonina Tratamiento de la osteomalacia Factor de crecimiento epidérmico Tratamiento de las heridas .Eritropoyetina Tratamiento de la anemia. Hormona del crecimiento Promoción del crecimiento Insulina Tratamiento de la diabetes
Interleucinas 1, 2 y 3 Tratamiento de trastornos inmunitarios y tumores Factor estimulante de colonias de macrófagos Tratamiento contra el cáncer Relaxina Auxiliar al parto Albúmina sérica Suplemento del plasma somatostatina tratamiento de la acromegalia Estreptoquinasa anticoagulante activador del plasminógeno tisular anticoagulante Factor de necrosis tumoral tratamiento contra el cáncer
Los ratones manipulados mediante ingeniería genética pueden producir anticuerpos monoclonales humanos. También se están desarrollando vacunas sintéticas (por ejemplo, vacunas contra el paludismo y la rabia) mediante técnicas recombinantes. Ya se encuentra disponible también una vacuna recombinante contra la hepatitis B.
Podría estudiarse cualquier individuo para detectar la presencia de genes mutantes con sondas y técnicas de hibridación (incluso antes del nacimiento si se utilizaran en conjunción con la amniocentesis). Puede ser posible aplicar a sujetos enfermos un tipo de cirugía genética denominada terapia génica de células somáticas. Por ejemplo, sería posible retirar las células de un sujeto con una enfermedad  genética, cultivarlas y transformarlas con DNA clonado que contuviera una copia normal del gen o los genes defectuosos. Estas células podrían entonces volver a introducirse en el paciente; si se establecieran, la expresión de los genes normales podría curar al sujeto. Recientemente un paciente con una enfermedad inmunodeficiente, que carecía de la enzima adenosina desaminasa, responsable de la destrucción de los subproductos tóxicos del metabolismo ha recibido este tipo de tratamiento. Se extrajeron algunos de los linfocitos del paciente, se les introdujo el gen que codifica la adenosina desaminasa utilizando un retrovirus modificado y se volvieron a introducir en el paciente. Puede ser posible utilizar un retrovirus defectivo u otro virus para insertar directamente los genes adecuados en células huésped, quizá incluso en órganos o tejidos específicamente preseleccionados. Las toxinas de fusión proporcionan un tercer ejemplo de aplicaciones de ingeniería genética potencialmente importantes. Las primeras toxinas desarrolladas han sido proteínas recombinantes en las que se han combinado los dominios catalítico y de translocación de membrana de la toxina diftérica con proteínas que se unen específicamente a los receptores de superficie de la célula diana. Se están llevando a cabo ensayos clínicos con una toxina de fusión que contiene interleucina-2. La IL-2 se une a la célula, y el dominio enzimático de la toxina diftérica penetra y bloquea la síntesis de proteínas. Se han obtenido resultados alentadores en el tratamiento de la leucemia, los linfomas y la artritis reumatoide. El ganado parece estar destinado a desempeñar un papel importante en la biotecnología de orientación médica mediante el uso de un enfoque que en ocasiones ha recibido el nombre de ganadería molecular.  Los embriones de cerdo en los que se inyectan genes que codifican la hemoglobina humana se convierten en cerdos transgénicos que sintetizar hemoglobina humana. Los planes actuales consisten en purificar la hemoglobina y utilizarla como sustitutivo de la sangre. Un solo  cerdo podría aportar 20 unidades de sangre humana al año. Técnicas relativamente similares a ésta han producido cabras transgénicas  cuya leche contiene hasta 3 g/L de activador tisular del plasminógeno humano. El activador tisular del plasminógeno (TPA) disuelve los  coágulos sanguíneos y se utiliza en el tratamiento de los pacientes con
Cardiopatías.
Las técnicas de DNA recombinante están desempeñando un papel de importancia creciente en la investigación de las bases moleculares de la enfermedad. La transferencia de la investigación a la aplicación práctica a menudo es un proceso lento, debido a que no resulta fácil tratar la enfermedad de forma eficaz si se desconoce su mecanismo molecular. Por este motivo la ingeniería genética puede participar en la lucha contra una enfermedad aportando nueva información sobre su naturaleza, además de contribuir al diagnóstico y a tratamiento. Los ratones knockout están alterados genéticamente de manera que un gen concreto (un gen diana) se ha inactivado y se ha convertido en no funcional. Es una técnica compleja que utiliza una combinación de la tecnología del DNA recombinante, de cultivos celulares, y de manipulaciones de embriones. Construir un ratón knockout requiere aproximadamente un año, y analizar los efectos del knockout puede precisar incluso más tiempo. Este método fue desarrollado en 1989 por varios grupos, como el de Mario Cappechi en la Universidad de Utah, el de Oliver Smithies en la Universidad de Carolina del Norte, y el de Elizabeth Robertson en la Harvard Medical School; hasta la fecha, se han hecho más de 100 knockout génicos en ratón. Esta técnica empieza con la clonación de un gen diana de un ratón normal. Se inserta un gen de resistencia a antibióticos dentro de este gen, lo que interrumpe su función y proporciona un marcador para seguir el gen durante las posteriores manipulaciones. El gen alterado se transfecta a cultivos de células madres embrionarias (ES). En algunas de estas células, el gen alterado habrá remplazado al gen normal por un suceso de recombinación. Se seleccionan las células que contienen una copia del gen recombinante y un alelo normal, y se las hace crecer en cultivo. Estas células ES genéticamente alteradas se inyectan a un embrión de ratón, en el que participarán en la formación de los tejidos y órganos adultos. Se transfiere el embrión quimera a una madre adoptiva para que  complete su desarrollo. Utilizando genes del color del pelaje como marcadores, es posible seleccionar un ratón quimera que tenga células germinales provenientes de las células ES genéticamente alteradas. Los ratones heterocigóticos pueden utilizarse, mediante cruzamientos, para producir ratones homocigóticos para el gen inactivado; estos homocigotos se denominan ratones knockout ya que se ha mutado o suprimido la funcionalidad de un solo gen



4.2.5.1. Plantas transgénicas


4.2.5.1. Plantas transgénicas

Células vegetales.
En los últimos años, se ha conseguido clonar utilizando plantas  superiores como huésped y plásmidos bacterianos. La bacteria infecciosa
Agrobacterium tumifaciens, presente en el suelo, produce tumores (denominados agalla de la corona)  en muchas especies de plantas. La infección de las células normales por esta bacteria las transforma en células tumorales, y en las plantas dicotiledóneas del tipo de la uva y las plantas decorativas se desarrollan “tumoraciones en forma de agallas”. Normalmente, el tumor se localiza cerca de la unión de la raíz con el tallo de la planta. El tumor se origina debido a que los genes de la bacteria se insertan en el genoma de las células de la planta. Sólo son patógenas las cepas de A.tumefaciens que contienen un plásmido conjugativo de gran tamaño, denominado plásmido Ti
Cuando estas bacterias infectan células vegetales, un segmento del plásmido Ti, conocido como T-DNA, se transfiere al DNA cromosómico de la célula vegetal huésped. La región T-DNA contiene genes que codifican la síntesis de hormonas del crecimiento de la planta (una auxina y una citoquinina) y de un derivado de aminoácidos denominado “opina”, que son necesarias para el crecimiento de la bacteria infecciosa. Se pueden insertar genes exógenos en el segmento T-DNA de Ti, y la bacteria infecciosa puede transferir el Ti alterado a la célula vegetal. El DNA exógeno se  inserta  en  el  genoma  de  la  planta  cuando  el  T-DNA  se  integra  en  el  cromosoma  de  la  célula  huésped.  El  crecimiento  de  esta  célula genéticamente alterada puede inducirse en un medio de cultivo, formando una masa celular denominada callo. Manipulando el medio de cultivo, puede inducirse la formación de raíces y de brotes en  el callo, y que éste se desarrolle eventualmente como plantas adultas que contengan el gen exógeno. Cuando se identificó la naturaleza molecular de la “tumoración en forma de agallas”, se hizo evidente que el plásmido Ti y su T-DNA tenían un gran potencial como vector para la inserción de DNA recombinante en los cromosomas de plantas. En uno de los primeros experimentos, se añadió el gen que codifica el alcohol deshidrogenasa de las levaduras a la región T-DNA del plásmido Ti. La infección subsiguiente de células de plantas cultivadas condujo a la transferencia del gen de la levadura. Desde entonces, se han realizado numerosas modificaciones en el plásmido. Ti con objeto de mejorar sus características como vector. Habitualmente se añade uno o más genes de resistencia a antibióticos, y se elimina el T-DNA no esencial, incluidos los genes que codifican el desarrollo del tumor. Se mantienen los genes necesarios para la infección de la célula vegetal por el plásmido. También se ha insertado el T-DNA en el plásmido pBR322 de E.coli y en otros plásmidos para producir vectores de clonación capaces de desplazarse entre bacterias y plantas. El gen o los genes de interés se empalman en la región T-DNA entre las repeticiones directas. A continuación, se devuelve el plásmido a A.tumefaciens, se infectan con la bacteria células en cultivo de la planta, y se seleccionan los transformantes en función de su resistencia a antibióticos (u otro rasgo codificado por el T-DNA). Finalmente, se generan plantas completas a partir de las células del cultivo. Este mecanismo ha permitido desarrollar diversas plantas resistentes a herbicidas. Por desgracia, A.tumefaciens no produce la “tumoración en forma de agallas” en plantas monocotiledóneas del tipo del maíz, el trigo y otros granos; sólo se ha utilizado para modificar plantas tales como la patata, el tomate, el apio, la lechuga y la alfalfa. Sin embargo, existen datos.

e� @ e �R� � ilizado la hormona del crecimiento bovina para aumentar la producción de leche al menos un 10%. Es posible que también puedan mejorarse la resistencia a la enfermedad y la tolerancia a condiciones ambientales extremas de los animales de granja. Se ha invertido un esfuerzo considerable en la transferencia a otras plantas de cultivo de las capacidades fijadoras de nitrógeno de las bacterias asociadas a las leguminosas. Los principales genes responsables de este proceso se han clonado y transferido al genoma de las células de plantas; sin embargo, las células receptoras no han sido capaces  de fijar el nitrógeno. Si se tuviera éxito en este proyecto, los beneficios potenciales para plantas de cultivo tales como el maíz serían importantes. No obstante, existe cierta preocupación en torno al hecho de que las nuevas variedades fijadoras de nitrógeno pudieran propagarse de forma indiscriminada como malas hierbas o alterar el ciclo de nitrógeno del suelo.
Los intentos de conferir a las plantas resistencia a las condiciones ambientales adversas han tenido más éxito. Por ejemplo, se aislaron de Salmonella los genes responsables de la detoxificación de los herbicidas basados en el glifosato, y se introdujeron en células de la planta del tabaco utilizando el plásmido Ti Las plantas regeneradas a partir de las células recombinantes eran resistentes al herbicida. También se han desarrollado variedades de algodón y de maíz fértil transgénico resistentes a los herbicidas. Este hecho tiene una importancia considerable, ya que numerosas plantas sufren efectos adversos al ser tratadas con herbicidas. Las plantas de cultivo resistentes no sufrirían ningún efecto derivado de los agentes químicos empleados para el control de las malas hierbas, y las cosechas probablemente serían mucho mayores.
Se están explorando muchas otras aplicaciones en agricultura. Un buen ejemplo lo constituye una cepa alterada de Pseudomonas syringae que protege a las plantas de los daños por congelación porque no puede producir la proteína que induce la formación de cristales de hielo. Se está invirtiendo un gran esfuerzo en la protección de las plantas frente a plagas sin el uso de pesticidas químicos y se está estudiando una cepa de Pseudomonas fluorescens que contiene el gen que codifica la toxina de Bacillus thuringiensis. Esta toxina destruye muchas plagas de insectos, como la mariposa de la col y el gusano barrenador del maíz. También se ha desarrollado una variedad de maíz que contiene el gen de la toxina de B.thuringiensis. Existe un interés considerable por los virus destructores de insectos, y en particular por los baculovirus. Se ha insertado un gen que codifica la toxina del escorpión en el virus multicápside de la polihedrosis nuclear (AcMNPV). Este virus, desarrollado mediante ingeniería genética, mata a la mariposa de la col con mayor rapidez que el virus normal, y reduce de forma significativa los daños en el maíz. Finalmente, se están desarrollando cepas de soja, patata, calabacín, arroz y otras plantas, resistentes frente a virus.             
   










4.2.5. Tecnología de ADN recombinante en la agricultura


  4.2.5. Tecnología de ADN recombinante en la agricultura

                              Aplicaciones en agricultura.
También es posible evitar los métodos tradicionales de mejora genética y transferir directamente las características deseables  a animales y plantas importantes desde el punto de vista de la agricultura. Estas técnicas tienen la capacidad de aumentar las tasas de crecimiento y la producción global de proteínas de los animales de granja. El gen que codifica la hormona del crecimiento ya ha sido transferido de ratas a ratones, y los métodos de fertilización  in vitro e implantación de embriones han alcanzado  un nivel de desarrollo relativamente alto.
Recientemente, se ha utilizado la hormona del crecimiento bovina para aumentar la producción de leche al menos un 10%. Es posible que también puedan mejorarse la resistencia a la enfermedad y la tolerancia a condiciones ambientales extremas de los animales de granja. Se ha invertido un esfuerzo considerable en la transferencia a otras plantas de cultivo de las capacidades fijadoras de nitrógeno de las bacterias asociadas a las leguminosas. Los principales genes responsables de este proceso se han clonado y transferido al genoma de las células de plantas; sin embargo, las células receptoras no han sido capaces  de fijar el nitrógeno. Si se tuviera éxito en este proyecto, los beneficios potenciales para plantas de cultivo tales como el maíz serían importantes. No obstante, existe cierta preocupación en torno al hecho de que las nuevas variedades fijadoras de nitrógeno pudieran propagarse de forma indiscriminada como malas hierbas o alterar el ciclo de nitrógeno del suelo.
Los intentos de conferir a las plantas resistencia a las condiciones ambientales adversas han tenido más éxito. Por ejemplo, se aislaron de Salmonella los genes responsables de la detoxificación de los herbicidas basados en el glifosato, y se introdujeron en células de la planta del tabaco utilizando el plásmido Ti Las plantas regeneradas a partir de las células recombinantes eran resistentes al herbicida. También se han desarrollado variedades de algodón y de maíz fértil transgénico resistentes a los herbicidas. Este hecho tiene una importancia considerable, ya que numerosas plantas sufren efectos adversos al ser tratadas con herbicidas. Las plantas de cultivo resistentes no sufrirían ningún efecto derivado de los agentes químicos empleados para el control de las malas hierbas, y las cosechas probablemente serían mucho mayores.
Se están explorando muchas otras aplicaciones en agricultura. Un buen ejemplo lo constituye una cepa alterada de Pseudomonas syringae que protege a las plantas de los daños por congelación porque no puede producir la proteína que induce la formación de cristales de hielo. Se está invirtiendo un gran esfuerzo en la protección de las plantas frente a plagas sin el uso de pesticidas químicos y se está estudiando una cepa de Pseudomonas fluorescens que contiene el gen que codifica la toxina de Bacillus thuringiensis. Esta toxina destruye muchas plagas de insectos, como la mariposa de la col y el gusano barrenador del maíz. También se ha desarrollado una variedad de maíz que contiene el gen de la toxina de B.thuringiensis. Existe un interés considerable por los virus destructores de insectos, y en particular por los baculovirus. Se ha insertado un gen que codifica la toxina del escorpión en el virus multicápside de la polihedrosis nuclear (AcMNPV). Este virus, desarrollado mediante ingeniería genética, mata a la mariposa de la col con mayor rapidez que el virus normal, y reduce de forma significativa los daños en el maíz. Finalmente, se están desarrollando cepas de soja, patata, calabacín, arroz y otras plantas, resistentes frente a virus.                










4.2.3. Clonación de genes 4.2.4. Vectores de clonación


4.2.3. Clonación de genes
4.2.4. Vectores de clonación

Para replicar el DNA clonado se pueden utilizar distintos tipos de célula huésped. Uno de los huéspedes más utilizados es la cepa de laboratorio K12 de E.coli. Ésta y otras cepas de  E.coli se utilizan como huésped ya que están bien caracterizadas genéticamente y pueden aceptar un amplio espectro de vectores, incluyendo los plásmidos, los fagos y los cósmidos. Para crear moléculas de DNA recombinante se precisan varios pasos. Si se utiliza un plásmido como vector, el procedimiento es el siguiente:
1. El DNA que se va a clonar se aísla y se trata con una enzima de restricción para crear fragmentos que acaben en secuencias específicas.
2. Estos fragmentos se ligan a moléculas de plásmido que han sido cortadas con la misma enzima de restricción, obteniéndose un vector recombinante.
3. El vector recombinante se transfiere a células huésped bacteriano, generalmente por transformación, un proceso en el que las moléculas de DNA cruzan la membrana de la célula huésped transfiriéndose a su interior.
4. La célula huésped se hace crecer en una placa de cultivo, donde formará colonias. Puesto que las células de cada una de las colonias provienen de una sola célula inicial, todas las células de la colonia, y los plásmidos que contienen, son genéticamente idénticas, o clones. Se rastrean las colonias para identificar las que han incorporado el plásmido recombinante.
La cepa de E.coli huésped carece de enzimas de restricción y es recA (carece del gen que codifica la proteína RecA, una ATPasa necesaria para los procesos de recombinación genética), con objeto de reducir  las posibilidades de que el DNA recombinante sufra recombinación con el cromosoma de la célula huésped.  Bacillus subtilis y la levadura  Saccharomyces cerevisiae también pueden actuar de huéspedes. Como se volverá a mencionar a lo largo de este documento, los  vectores plasmídicos penetran en las células de  E.coli mediante un proceso de transformación.



4.2.2 Encimas de unión


Plásmidos.
Los plásmidos son moléculas de DNA de doble cadena extracromosómicas de origen natural que tienen un origen de replicación (ori+) y que se replican autónomamente en las células bacterianas. Para  poder utilizarlos en ingeniería genética, se han modificado o diseñado muchos plásmidos de manera que contengan un número limitado de sitios de restricción y genes de resistencia a antibióticos específico.
El vector pBR322 fue uno de los primeros plásmidos diseñados que  se utilizó en DNA recombinante. Este plásmido tiene un origen  de replicación (ori+), dos genes de selección (resistencia a los antibióticos ampicilina y tetraciclina), y algunos sitios de restricción únicos. Mapa de restricción del plásmido pBR322, que muestra las localizaciones de los sitios de las enzimas de restricción que cortan el plásmido por un solo sitio. Estos sitios pueden utilizarse para insertar los fragmentos de DNA a clonar. También se muestran las localizaciones de los genes de resistencia a antibióticos. El gen de resistencia a ampicilina hay sitios de restricción únicos para las enzimas RruI, PvuI y PstI. Si se introduce pBR322 en una célula bacteriana sin plásmidos y sensible a antibióticos, la célula se convertirá en resistente a la tetraciclina y a la ampicilina. Si se inserta un fragmento de DNA en los sitios de restricción RruI, PvuI, o PstI, se inactivará el gen de resistencia a ampicilina, pero el gen de resistencia a tetraciclina seguirá activo. Si este plásmido recombinante se transfiere a una célula bacteriana que no contenga plásmidos, las células que contengan el plásmido recombinante podrán identificarse, ya que serán resistentes a tetraciclina y sensibles a ampicilina.
Con el paso del tiempo se han desarrollado vectores plasmídicos más sofisticados, que ofrecen diversas características útiles. Uno de estos plásmidos, que deriva de pBR322, es el pUC18, que tiene las siguientes características:





1. El plásmido tiene la mitad de tamaño que pBR322, lo que permite insertar fragmentos de DNA más largos.
2. pUC18 se replica produciendo unas 500 copias por célula, lo que significa unas 5 ó 10 veces más que las que produce pBR322.
3. Tiene un gran número de sitios de restricción únicos, agrupados en una región denominada sitio de clonación múltiple (poliylinker).
4. El plásmido contiene un fragmento de un gen bacteriano denominado lacZ, y el sitio de clonación múltiple está insertado dentro de éste  fragmento del gen. El gen lacZ normal codifica la ß-galactosidasa, enzima que corta moléculas de azúcar. Cuando pUC18 se introduce en una célula huésped bacteriana que tiene el gen lacZ mutante, se produce ß-galactosidasa funcional. La presencia de ß -galactosidasa funcional en una colonia bacteriana puede detectarse mediante un ensayo colorimétrico. Las células bacterianas que contienen pUC18 forman colonias de color azul cuando crecen en un medio que contiene una sustancia denominada X-gal. Si hay DNA insertado en elsitio de clonación múltiple, se interrumpe el gen  lacZ y se forman colonias blancas. Las colonias blancas, resistentes a ampicilina, contienen plásmidos con DNA insertado. El plásmido pUC18 ofrece varias ventajas como vector de clonación. Debido a su pequeño tamaño, puede aceptar fragmentos de DNA relativamente grandes; se replica hasta un alto número de copias, y tiene un gran número de sitios de restricción en el sitio de clonación múltiple, localizado dentro del gen lacZ. Las bacterias que contienen pUC18 producen colonias de color azul si crecen en un medio que contenga X-gal. El DNA insertado en el sitio de clonación múltiple interrumpe el gen  lacZ, resultando en colonias blancas, lo que permite la identificación directa de las colonias que tienen insertos de DNA clonados




2.4 Corte y unión de moluculas de ADN


Enzimas de restricción: producción de fragmentos de DNA para recombinación.Las enzimas de restricción o endonucleasas de restricción fueron descubiertas por Werner Aber, Hamilton Smith y Daniel Nathans. Estas son enzimas sumamente específicas que catalizan la hidrólisis de los enlaces fosfodiéster de los ácidos nucleicos y son capaces de cortar ambas hebras del DNA en lugares específicos, creando de esta manera una serie de fragmentos.
                                                 
Las enzimas de restricción trabajan únicamente sobre secuencias específicas de bases nitrogenadas, el lugar donde se produce el corte se denomina sitio de restricción y producen dos tipos de corte:

(1) corte con extremos cohesivos y

(2) corte con extremos romos

  

Los extremos cohesivos dejan porciones lineales a ambos lados del fragmento, es decir, quedan pequeñas secuencias de bases sin aparear a cada lado, siendo éstas complementarias entre sí, mientras que los extremos romos son aquellos en los que no queda una porción lineal a ninguno de los lados.De acuerdo a la especificidad de las enzimas de restricción, se conocen dos tipos:

-las enzimas de tipo I cortan en un sitio cercano al sitio de restricción, a una distancia que varía aleatoriamente, y por ello no se suelen emplear para DNA recombínate.

-Las de tipo II reconocen y cortan en la secuencia específica, y son las más empleadas en este tipo de protocolos por su alta precisión.

-Las enzimas de restricción de tipo III son similares a las de tipo II en cuanto a la precisión del lugar de corte, pero se diferencian de éstas en que sólo cortan entre nucleótidos del mismo tipo, por ejemplo entre dos adeninas.

La tecnología del DNA recombinante utiliza técnicas que provienen de la bioquímica de los ácidos nucleicos unidas a metodologías genéricas desarrolladas originalmente para la investigación de bacterias y de virus. La utilización del DNA recombinante es una herramienta poderosa para  el aislamiento de poblaciones puras de secuencias específicas de DNA a partir de una población de secuencias mezcladas. Los procedimientos  básicos incluyen una serie de pasos:
1. Los fragmentos de DNA se generan utilizando unas enzimas denominadas endonucleasas de restricción, que reconocen y cortan las moléculas de DNA por secuencias nucleotídicas específicas.
2. Los fragmentos producidos mediante la digestión con enzimas de restricción se unen a otras moléculas de DNA que sirven de vectores.  Los  vectores pueden replicarse autónomamente en una célula huésped y facilitan la manipulación de la molécula de DNA recombinante  recién creada.
3. La molécula de DNA recombinante, formada por un vector que lleva un segmento de DNA insertado, se transfiere a una célula huésped.  Dentro de esta célula, la molécula de DNA recombinante se replica, produciendo docenas de copias idénticas conocidas como “clones”.
4. Al replicarse las células huésped, las células descendientes heredan el DNA recombinante, creándose una población de células idénticas, que llevan todas la secuencia clonada.
5. Los segmentos de DNA clonados pueden recuperarse de las células huésped, purificarse y analizarse.
6. Potencialmente, el DNA clonado puede transcribirse, su mRNA puede traducirse, y el producto génico puede aislarse y examinarse. Fabricación del DNA recombinante.

              

Enzimas de restricción.
La piedra angular de la tecnología del DNA recombinante es un tipo de enzimas denominadas endonucleasas de restricción. Estas enzimas, aisladas en bacterias, reciben este nombre debido a que limitan o previenen las infecciones víricas degradando el ácido nucleico invasor. Las enzimas de restricción reconocen una secuencia específica de nucleótidos (denominada sitio de restricción) de una molécula de DNA de doble cadena, y cortan el DNA por esa secuencia. El premio Nobel de  1978 se otorgó a Werner Arber, Hamilton Smith y Daniel Nathans por su  investigación sobre las enzimas de restricción. Hasta la fecha, se han aislado y caracterizado casi 200 tipos de enzimas de restricción diferentes.
. El corte del DNA en  este sitio produce colas de cadena sencilla complementarias. Las colas de cadena sencilla resultantes pueden  unirse con colas complementarias de otros fragmentos de DNA para formar moléculas de DNA recombinante.
Las enzimas de restricción se denominan según el organismo en el que se descubrieron, utilizando un sistema alfanumérico. La enzima EcoRI proviene de Escherichia coli; HindIII se descubrió en Hemophilus influenzae. Hay dos tipos de enzimas de restricción:
• Las enzimas de Tipo I cortan las dos cadenas del DNA en una posición aleatoria a cierta distancia del sitio de restricción. No se utilizan normalmente en la investigación de DNA recombinante ya que el sitio de corte no es preciso.
• Las enzimas de Tipo II reconocen una secuencia específica y cortan las dos cadenas de la molécula de DNA con absoluta precisión dentro  de la secuencia reconocida. Se usan ampliamente en investigación de DNA recombinante puesto que cortan en sitios específicos. Las secuencias reconocidas por las enzimas de Tipo II son simétricas (“palindrómicas”), es decir, la secuencia de una de las cadenas leída en dirección 5' Ö 3' es la misma que la secuencia de la cadena complementaria leída también en dirección 5' Ö 3'.La enzima EcoRI corta las cadenas de manera escalonada dentro del sitio de reconocimiento, dejando extremos de cadena sencilla. Estas colas, que tienen secuencias nucleotídicas idénticas, son “pegajosas” (cohesivas), ya que pueden unirse a colas complementarias de otros fragmentos  de DNA mediante puentes de hidrógeno. Si moléculas de DNA de  diferente origen comparten los mismos sitios de reconocimiento  palindrómicos, ambas tendrán colas complementarias de cadena sencilla cuando se traten con una endonucleasa de restricción. Si  estos  fragmentos se ponen juntos bajo determinadas condiciones, los fragmentos de DNA de distinto origen pueden formar moléculas recombinantes estableciendo puentes de hidrógeno entre los extremos cohesivos. Luego se utiliza la enzima DNA ligasa para unir covalentemente los esqueletos azúcar-fosfato de los dos fragmentos, produciéndose así una molécula de DNA recombinante. Para formar moléculas de DNA recombinante, se corta DNA de distintas fuentes con EcoRI y se mezcla para que se unan formando moléculas recombinantes. Después  se utiliza la enzima DNA ligasa para unirlos covalentemente en moléculas de DNA recombinante. 





Enzimas de restricción.
La piedra angular de la tecnología del DNA recombinante es un tipo de enzimas denominadas endonucleasas de restricción. Estas enzimas, aisladas en bacterias, reciben este nombre debido a que limitan o previenen las infecciones víricas degradando el ácido nucleico invasor. Las enzimas de restricción reconocen una secuencia específica de nucleótidos (denominada sitio de restricción) de una molécula de DNA de doble cadena, y cortan el DNA por esa secuencia. El premio Nobel de  1978 se otorgó a Werner Arber, Hamilton Smith y Daniel Nathans por su  investigación sobre las enzimas de restricción. Hasta la fecha, se han aislado y caracterizado casi 200 tipos de enzimas de restricción diferentes.
. El corte del DNA en  este sitio produce colas de cadena sencilla complementarias. Las colas de cadena sencilla resultantes pueden  unirse con colas complementarias de otros fragmentos de DNA para formar moléculas de DNA recombinante.
Las enzimas de restricción se denominan según el organismo en el que se descubrieron, utilizando un sistema alfanumérico. La enzima EcoRI proviene de Escherichia coli; HindIII se descubrió en Hemophilus influenzae. Hay dos tipos de enzimas de restricción:
• Las enzimas de Tipo I cortan las dos cadenas del DNA en una posición aleatoria a cierta distancia del sitio de restricción. No se utilizan normalmente en la investigación de DNA recombinante ya que el sitio de corte no es preciso.
• Las enzimas de Tipo II reconocen una secuencia específica y cortan las dos cadenas de la molécula de DNA con absoluta precisión dentro  de la secuencia reconocida. Se usan ampliamente en investigación de DNA recombinante puesto que cortan en sitios específicos. Las secuencias reconocidas por las enzimas de Tipo II son simétricas (“palindrómicas”), es decir, la secuencia de una de las cadenas leída en dirección 5' Ö 3' es la misma que la secuencia de la cadena complementaria leída también en dirección 5' Ö 3'.La enzima EcoRI corta las cadenas de manera escalonada dentro del sitio de reconocimiento, dejando extremos de cadena sencilla. Estas colas, que tienen secuencias nucleotídicas idénticas, son “pegajosas” (cohesivas), ya que pueden unirse a colas complementarias de otros fragmentos  de DNA mediante puentes de hidrógeno. Si moléculas de DNA de  diferente origen comparten los mismos sitios de reconocimiento  palindrómicos, ambas tendrán colas complementarias de cadena sencilla cuando se traten con una endonucleasa de restricción. Si  estos  fragmentos se ponen juntos bajo determinadas condiciones, los fragmentos de DNA de distinto origen pueden formar moléculas recombinantes estableciendo puentes de hidrógeno entre los extremos cohesivos. Luego se utiliza la enzima DNA ligasa para unir covalentemente los esqueletos azúcar-fosfato de los dos fragmentos, produciéndose así una molécula de DNA recombinante. Para formar moléculas de DNA recombinante, se corta DNA de distintas fuentes con EcoRI y se mezcla para que se unan formando moléculas recombinantes. Después  se utiliza la enzima DNA ligasa para unirlos covalentemente en moléculas de DNA recombinante.










Tecnología del DNA Recombinante Técnica Cultek S.L.U.09.2006 www.cultek.c
Tecnología del DNA Recombinante Técnica Cultek S.L.U



4.1. TRANSFORMACIÓN DE ORGANISMOS


El genoma de organismos superiores ha evolucionado incrementando parte de su material genético a través de infecciones virales, y probablemente de material genético proveniente de microorganismos que hayan infectado a nuestros antepasados; incorporándose así parte del material genético del organismo que infecta en el genoma de las células receptoras. Se ha dado, mediante la endosimbiosis, la incorporacion de  material genético en etapas tempranas de la evolución de las células precursoras de los animales y plantas, a través de la infección o asociación  con precursores de los actuales organelos celulares, que son similares a las bacterias, como es el caso de la mitocondria. Además, en las plantas, los cromosomas vegetales contienen un gran número de genes provenientes de las bacterias fotosintéticas que dieron origen a los cloroplastos. En nuestro genoma y en el de todos los organismos vivos hay material genético repetido, probablemente de origen bacteriano o viral, llamado “transposones” que representa al menos 30% del genoma humano. En el maíz los transposones constituyen 85% de su genoma. Los transposones son secuencias de DNA que pueden translocar su posición en el genoma, es decir pueden “brincar” de un lugar a otro, inclusive entre cromosomas, por lo que han jugado y siguen jugando un papel importante en la reorganización y evolución del genoma. En el maíz, los granos de colores diferentes en una mazorca son resultado de este tipo de fenómeno que ocurre en un mismo individuo.L a razón de la falta de cuestionamiento es, probablemente, la ausencia de daño por estos organismos altamente modificados, desde el punto de vista genético. Cabe enfatizar que la combinación de diferentes especies no surgió con los experimentos de ADNr, sino con la generación de variedades vegetales, los primeros registros sobre manipulación de plantas datan de 1919, cuando se reportaron las primeras plantaciones con semillas híbridas, desarrolladas a partir de plantas de maíz. Esta metodología permitió el aumento en 600% de la producción agrícola, en un período de aproximadamente 55 años (INIA, 2006).  Por otro lado, las mutaciones genéticas para el mejoramiento de los cultivos agrícolas -realizadas en los últimos 70 años- con técnicas de mutagénesis, han generado más de 2200 variedades vegetales, las cuales han sido poco estudiadas y hasta el momento, no se han reportado efectos adversos.

Unidad IV: DNA Recombinante


El ADN recombinante, o ADN recombinado, es una molécula de ADN artificial formada de manera deliberada in vitro por la unión desecuencias de ADN provenientes de dos organismos de especies diferentes que normalmente no se encuentran juntos. Al introducirse este ADN recombinante en un organismo, se produce una modificación genética  que permite la adición de un nuevo ADN al organismo, conllevando a la modificación de rasgos existentes o la expresión de nuevos rasgos. La producción de una proteína no presente en un organismo determinado y producidas a partir de ADN recombinante, se llaman proteínas recombinantes.
El ADN recombinante es resultado del uso de diversas técnicas que los biólogos moleculares utilizan para manipular las moléculas de ADN y difiere de la recombinación genética que ocurre sin intervención dentro de la célula. El proceso consiste en tomar una molécula de ADN de un organismo, sea virus, planta o una bacteria y en el laboratorio manipularla y ponerla de nuevo dentro de otro organismo. Esto se puede hacer para estudiar la expresión de un gen, para producir proteínas en el tratamiento de una enfermedad genética, vacunas o con fines económicos y científicos.

ADN recombinante es una molécula que proviene de la unión artificial de dos fragmentos de ADN. Por lo tanto, la tecnología de ADN recombinante es el conjunto de técnicas que permiten aislar un gen de un organismo, para su posterior manipulación e inserción en otro diferente. De esta manera podemos hacer que un organismo (animal, vegetal, bacteria, hongo) o un virus produzca una proteína que le sea totalmente extraña. Estas técnicas se emplean normalmente para la producción de proteínas en gran escala, ya que podemos hacer que una bacteria produzca una proteína humana y lograr una superproducción, como en el caso de la insulina humana, que actualmente es producida por bacterias en grandes recipientes de cultivo, denominados biorreactores. Como las bacterias se multiplican muy rápidamente y pueden expresar grandes cantidades de proteínas, es posible lograr una sobreproducción de la proteína deseada. A esto justamente se dedica la biotecnología, es decir a la utilización de organismos vivos o de sus productos con fines prácticos. El desarrollo de la tecnología del ADN recombinante fue posible gracias a varias líneas de investigación:

1.     El conocimiento de las enzimas de restricción,
2.     La replicación y reparación de ADN,
3.     La replicación de virus y plásmidos y
4.     La síntesis química de secuencias de nucleótidos. 










martes, 27 de noviembre de 2012


3.5.2.3. Cryoconservacion del germoplasma

La crioconservación, que describimos a continuación, puede ser aplicada ventajosamente a la conservación de especies y variedades vegetales silvestres o cultivadas como alternativa a las colecciones y bancos de germoplasma clásicos (bancos de semillas, colecciones en campo). La crioconservación de plantas es un proceso consistente en la preparación, mantenimiento y preservación a largo plazo de un material vegetal, en unas condiciones de temperatura ultra bajas de –196 ºC, obtenidas mediante nitrógeno líquido (NL). Este método de conservación de material vegetal presenta una serie de ventajas frente a otros sistemas de preservación de recursos filogenéticos: es un método rápido, sencillo, no altera la estabilidad genética del material y reduce sustancialmente el esfuerzo y los costes que representan el mantenimiento de colecciones de germoplasma vegetal in vivo o in vitro, al eliminar casi por completo la mano de obra y evitar los riesgos fitopatológicos y fisiológicos que habitualmente aparecen en el mantenimiento de los bancos de germoplasma vegetales. Hay que señalar el importante ahorro de espacio que supone mantener una colección de especies hortícolas o leñosas en pocos metros cuadrados en vez de en plantaciones de cientos o miles de metros cuadrados.
El elemento fundamental de la crioconservación es el NL que se almacena y mantiene en tanques especiales herméticos que permiten que se mantenga en estado líquido y se evapore muy lentamente, manteniendo una temperatura de –196 ºC. El NL es incoloro, inodoro y no combustible y está a una temperatura de –196 ºC a presión atmosférica, por lo que el contacto con los tejidos provoca el congelamiento del área. Es de fácil manejo pero, teniendo en cuenta que desplaza el oxígeno del aire, hay que tener cuidado al manipularlo, lo que se debe hacer en lugares bien ventilados.
El material vegetal a utilizar puede proceder de cualquier parte de la planta: meristemos, yemas, ápices, tallos, callos, embriones somáticos, etc. Debe ser selec-cionado de plantas sanas y, en el caso de proceder de material de cultivo in vitro, los parámetros de cultivo se deben optimizar antes de la crioconservación, ya que el éxito de éste proceso de conservación va a depender tanto de los tratamientos utilizados antes de someter al material al NL, como de los utilizados una vez recuperado el material del NL. Por lo tanto, es de extrema importancia poner especial atención en la composición de los medios de cultivo donde se incube el material vegetal antes y después de introducirlo en NL para su conservación [Sakai y cols., 1993, Cryopreservation of Plant Genetic Resources 6: 5-26]. Para la manipulación del material es necesario utilizar recipientes de materiales resistentes a las bajas temperaturas, como los crioviales de polipropileno, donde el material vegetal que queremos conservar se deposita antes de introducirlo en el NL. Estos crioviales, con capacidades entre 1,2 y 15,0 ml, tienen un sistema de cierre a rosca especialmente diseñado para soportar la rápida conversión del NL a gas, que tiene lugar a temperatura ambiente, conversión que de otro modo produciría la explosión del contenedor. Debido a la facilidad con que se evapora el NL, es necesario controlar su nivel dentro de los tanques donde se almacena, para reponer las pérdidas y mantener estable la temperatura a –196 ºC y así asegurar la perfecta conservación del material.

3.5.2.2. Supresión del crecimiento


3.5.2.2. Supresión del crecimiento

·         Banco genético básico (Supresión del crecimiento): A la temperatura del N líquido (-196ºC) cesa la división celular y los procesos metabólicos. El material puede ser almacenado sin alteraciones durante períodos de tiempo ilimitados. Única opción viable para almacenamiento a largo plazo en especies de propagación vegetativa o semilla recalcitrante. Se requiere muy poco espacio y mantenimiento. Está protegido de la contaminación. Dependiendo de la especie, cualquier tipo de material. Protocolos de regeneración.

.5.2.1. Factores que limitan el crecimiento


3.5.2.1. Factores que limitan el crecimiento
     
                                     Temperatura
Se produce una reducción en la actividad metabólica y, en consecuencia, en el crecimiento de los explantes, al disminuir la temperatura de cultivo (esta temperatura depende de los requerimientos de cada especie) (Engelmann 1991). Generalmente se utilizan temperaturas alrededor de los 4 °C para cultivos de clima templado y entre 10 y 15 °C para el germoplasma tropical (Keller et al. 2006). El control de la temperatura se combina usualmente con otros factores para lograr un crecimiento reducido. En banano, temperaturas reducidas se han combinado con reducción en la intensidad lumínica o la completa supresión de luz. La propagación vegetativa de los tallos de banano normalmente se realiza a 22 °C con una intensidad lumínica de 3000 lux. Si n embargo, para su almacenamiento por corto plazo, se colocan a 15 °C bajo una intensidad lumínica de 1000 lux (Banerjee y Sharma 1988).
Si se mantienen los explantes a temperaturas bajas (inferiores a 4 °C) por períodos prolongados, pueden presentarse daños fisiológicos, causados por el frío, que inciden en cambios en el metabolismo, en el contenido de proteínas, y en la composición y funcionamiento de las membranas (Engelmann 1991). Estos problemas pueden ser reversibles cuando no hay exposición prolongada a esta condición. Generalmente, las plantas tropicales son sensibles a daños por frío y la temperatura de almacenamiento depende de la sensibilidad particular de cada especie (Engelmann 1991). Por ejemplo, Gangopadhyay et al. (2005) determinaron  que la temperatura de almacenamiento óptima para microtallos encapsulados de piña (Ananas comosus L.) era de 8 oC para un periodo de 45 a 60 días.
En las especies no tropicales, la reducción de temperatura actúa, muchas veces, como señal para romper el estado de reposo de los explantes e inducir la activación de su crecimiento. Por ejemplo, el almacenamiento de lirio (Lilium longiflorum L.) a bajas temperaturas (0-10 °C) indujo la ruptura del estado de reposo que llevó, consecuentemente, a su germinación y floración. Por lo tanto, su almacenamiento in vitro debió ser realizado a 25 °C, en medio de cultivo con todas las sales minerales (a un cuarto de su concentración) y vitaminas del medio Murashige y Skoog (1962) (MS) y una concentración alta de sacarosa (9%) por 28 meses. Esta medida permitió mantener una viabilidad superior al 84% (Bonnier y Van Tuyl 1997). Además, en ese trabajo, el manejo de la temperatura se combinó con una reducción de los nutrientes disponibles en el medio de cultivo, aspecto que también es de gran importancia, como se discutirá a continuación. Ambas medidas permitieron retardar el proceso de crecimiento y prolongar el almacenamiento.

Medio de cultivo
La reducción en la concentración de elementos minerales y/o carbohidratos metabolizables (por ejemplo, sacarosa) en el medio de cultivo puede ser una estrategia importante para la reducción del crecimiento del explante (Engelmann 1991, Rao 2004). Otras medidas pueden ser el aumentar el potencial osmótico del medio (especialmente mediante el uso de carbohidratos no metabolizables, como el manitol), el uso de concentraciones mayores de gelificantes, la adición de ciertos reguladores de crecimiento (como el ácido abscísico [ABA]), o de otras sustancias (como el cloruro de magnesio) para reducir daños en el explante. Como consecuencia de las medidas anteriores, el explante absorbe los nutrientes más lentamente y ocurre una reducción en el crecimiento (Engelmann 1991). Por ejemplo, para disminuir un problema de necrosis en explantes de banano in vitro, se suplementó el medio de cultivo con 50-100 mg/l de cloruro de magnesio. Con esta medida se logró la recuperación del 90% de los explantes que se encontraban en estados iniciales de necrosis (Martin et al. 2007).
En el caso de Curcuma longa, una planta aromática tropical utilizada en la cocina del medio oriente y asiática, el uso de agar y altas concentraciones de sacarosa (10%) en el medio de cultivo permitió su almacenamiento durante 23 semanas (Tyagi et al. 2007).

Recipiente de cultivo
El volumen del recipiente de cultivo puede ser determinante para definir la frecuencia de subcultivos y el almacenamiento óptimo de los explantes (Engelmann 1991, Keller et al. 2006). Por ejemplo, en Curcuma longa se utilizaron envases con capacidad de 180 ml para el almacenamiento a corto plazo (durante seis semanas) y de 2,5 l para el almacenamiento más prolongado (durante 23 semanas). Esto permitió una optimización en el almacenamiento de esta especie al utilizar eficientemente al volumen del recipiente según las necesidades de crecimiento del explante (Cousins y Adelberg 2008).

Modificación del ambiente gaseoso

La reducción del crecimiento se puede lograr también al disminuir el nivel de oxígeno disponible para los explantes. Sin embargo, bajo esas condiciones de almacenamiento, a menudo se desarrollan tejidos hiperhídricos, necróticos y con crecimiento más lento (Engelmann 1991). La hiperhidricidad es un desorden fisiológico que se caracteriza por la apariencia vidriosa e hinchada en los tejidos, tallos turgentes, acuosos e hipolignificados y órganos translúcidos, verdes, quebradizos y con deformaciones en la cutícula y epidermis (Debergh et al. 1992, Chakrabarty et al. 2003, 2005). Cabe mencionar que la necrosis de explantes, a causa de la reducción de oxígeno, se ha logrado disminuir al adicionar nitrato de plata, giberelinas, fructuosa, calcio, ácido ascórbico y/o carbón activado al medio de cultivo (Engelmann 1991, Chakrabarty et al. 2005).

Un método para la modificación del ambiente gaseoso consiste en bajar la presión parcial del oxígeno usando atmósferas controladas o disminuyendo la presión atmosférica de la cámara. Esto ha permitido el almacenamientoin vitro de especies tropicales sensibles a bajas temperaturas (Engelmann 1991). Otro método para limitar el nivel de oxígeno disponible es el uso de una capa de aceite mineral o medio líquido para cubrir los explantes (Rao 2004).



1. Sustancias nutritivas: sales minerales –macro y micronutrimentos; además una fuente de carbono (usualmente sacarosa) para soportar una tasa de crecimiento elevada y debido a que los tejidos vegetales  in vitro no cuentan con un sistema fotosintético bien desarrollado, es decir, son parcialmente heterótrofos.

2. Promotores del crecimiento: aminoácidos, vitaminas del complejo B y fitorreguladores (principalmente de tipo auxinas y citoquininas). La necesidad de agregar estos componentes se debe a que se manipula el crecimiento y desarrollo, y no basta con los promotores del crecimiento que las mismas células vegetales producen.

3. Soporte inerte: todos los componentes del medio de cultivo están disueltos en agua y generalmente contienen agar o agentes gelificantes sintéticos como el Phytagel® para formar un gel que sirve de soporte al tejido. Por supuesto también se cultivan tejidos vegetales en medios líquidos.

4. Otros ingredientes: se refiere a componentes opcionales –algunos complejos- como el agua de coco, hidrolizado de caseína, extracto de levadura, carbón activado y sustancias naturales diversas.

5. Reguladores microambientales: el medio de cultivo debe ajustarse a un pH adecuado para la especie vegetal que se está cultivando. Lo usual es que sean ligeramente ácidos (5.5 a 

6.5). También se debe ajustar el potencial redox en aquellas especies que tienen problemas de oxidación rápida, agregando sustancias como PVP, L-cisteína, ácidos orgánicos quelantes, carbón activado, etc. Para prevenir la precipitación de cationes (como el Fe++) se debe añadir un quelante como el EDTA.